Planteamiento de la obra

Frente a la agitación y al caos de la vida moderna, Cristina Coquillat nos propone una mirada hacia la naturaleza creando imágenes tranquilas y serenas que invitan a la calma y al disfrute lento.

Espacios de silencio, paisajes imaginarios que surgen de su interior, de la memoria, del recuerdo de sensaciones vividas.

El estudio y la práctica del sumi-e ha supuesto una gran influencia en la forma de plantear su trabajo tratando de aunar conceptos de oriente y occidente.

Su proceso de trabajo es fundamentalmente intuitivo. No trabaja con una idea preconcebida del resultado.  De las primeras manchas azarosas van surgiendo formas orgánicas que poco a poco van configurando un paisaje más o menos abstracto. A través de sucesivas capas donde se mezclan lo opaco y lo transparente, las texturas y las veladuras , consigue atmósferas donde los límites se desdibujan.

Concibe la pintura como una forma de descubrimiento y búsqueda constante, una metáfora de la vida.